Hambre

RELATO CORTO HAMBRE

HAMBRE

Era muy pronto por la mañana. Roy se despertó hambriento. Salió de su cama y enfiló el largo pasillo que le llevaría a la cocina.

Con pasos sigilosos se dirigió allí. Por el camino se relamía pensando en un buen pedazo de carne… mejor no demasiado hecha, pensó.

A medio camino, se paró en el corredor. Acababa de darse cuenta de que no sabía cómo hacerlo. Lo peor es que Hanna seguía durmiendo.

Maldijo su mala suerte, sabía que no era aconsejable despertarla. Alguna vez que lo había hecho, se levantaba de muy mal humor.

A pesar de ser consciente de que no tenía ni idea de cómo hacerlo, se acercó hasta la puerta de la cocina.

Las primeras luces de la mañana, se colaban ya por la ventana y le permitían ver con claridad la nevera, también el armario donde estaba guardada la sartén.

HAMBRE - ©MONTSERRAT VALLS Y ©JUAN GENOVÉS
HAMBRE – ©MONTSERRAT VALLS Y ©JUAN GENOVÉS

La aceitera y la sal estaban sobre la encimera. Había visto a Hanna preparar la carne muchas veces, a pesar de ello, no se veía capaz ni de intentarlo. Menuda trastada tener que depender de ella.

Además, como era fiesta, capaz que se levantaba más tarde de lo habitual. Se planteó despertarla… Aunque se enfadara, al cabo de un rato seguro que se le habría pasado.

Lentamente se volvió por el pasillo hacia la habitación. A ver si se le ocurría como despertarla sin que pareciera que había sido él quien lo había hecho.

Cavilando como hacerlo regresó de nuevo a la cocina… sentía tanta hambre que viendo la nevera, le parecía encontrar un leve consuelo. Era solo cuestión de poco tiempo.

¡Ya está! Pensó. Regresaré a la cama y fingiré tener una pesadilla… De este modo se despertará y en lugar de enfadarse, tratará de tranquilizarme y así, ya desvelada, preparará el desayuno. A ver si hay suerte y me hace carne.

Abandonó la cocina y, esta vez con eso decidido, volvió a la cama. Se tumbó y espero unos instantes. Acto seguido aceleró su respiración y comenzó a gemir lastimosamente, primero flojito después, poco a poco, fue subiendo el volumen de sus gemidos.

No había transcurrido ni un minuto cuando Hanna se despertó y acariciándole la cabeza le dijo: “calma Roy, despierta… estás teniendo una pesadilla”

Roy la miró fingiendo cierto aturdimiento y como si un resorte le hubiera impulsado se puso en pie…

Hanna, miró el reloj y dijo: “con tu pesadilla me has despertado antes de lo que tenía previsto, pero ya es demasiado tarde para dormirme de nuevo. Con tus gemidos me he desvelado del todo… Voy a desayunar… me imagino que tú también querrás comer algo ¿verdad?” Los ojos de Roy se iluminaron, comenzó a mover la cola y lanzando ladridos de alegría, empezó a saltar alrededor de Hanna mientras ambos se dirigían a la cocina.

Hambre – Serie Relatos Cortos – Copyright ©Montserrat Valls y ©Juan Genovés

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